martes, 12 de agosto de 2014

Tabarca, pequeño paraíso alicantino




Desde que lo descubrimos hace 3 años, hemos ido cada verano. Tan sólo unas horas. A pasar una noche. ¿Por qué? Porque merece la pena llegar por la tarde, cuando te cruzas con todos los tuirstas que abandonan la isla. A eso de las 19h. Y te quedas con los pocos que saben lo que es bueno: una puesta de sol magnífica, un paseo por las calles de casitas blancas cuando la luz de las farolas anaranjada empieza a encenderse e ilumina a los abuelitos que han sacado sus mesas y sus sillas a la calle. Y se disponen a pasar una velada tranquila, cenando y observando a los pocos turistas que quedamos y que gustosos nos sentaríamos a la fresca a compartir cena y charla con ellos. Y que embobados merodeamos por sus cuatro calles diciendo: ¡esto es vida!



Para llegar a Tabarca hay que recalar en Santa Pola, Alicante. Es el punto más cercano. Desde allí salen lanchas rápidas cada media hora, que tardan 15 minutos. O ferrys que tardan el doble, ambos por 15 euros ida y vuelta. (También salen barcos desde Alicante ciudad)

La Isla se divide en pueblo y “montaña” (la zona más rocosa). Y en medio está el puerto, la playa grande, con sombrillas y hamacas por 14 euros el kit, y la ristra de restaurantes chiringuito con las cartas en todos los idiomas, con camareros en la puerta que llaman tu atención y carteles de menú por 15 euros. A pesar de que a mí ese reclamo me suele hacer salir corriendo, tengo que decir que se come muy bien! 

Este año probamos el Restaurante Mar Azul: ensalada, almejas a la marinera, pescadito frito, arroz a banda, postre y bebida.¡Quedamos muy sartisfechos!       
      
A las 11 de la mañana la marabunta empieza a descender de las lanchas o ferrys que cada media hora llegan a puerto. En verano la isla puede llegar a albergar a 3.000 turistas a diario, que vienen a pasar unas horas, muchos provistos con sus neveritas, sus sombrillas y todo el arsenal para no perecer de insolación y no gastar apenas un euro.

Así que lo ideal, si me habéis hecho caso y habéis llegado la tarde anterior cuando todo el mundo ya ha cogido el barco de vuelta, es levantarse pronto para disfrutar de las calas vacías y de un bañito solitario a primera hora. Y si sois aficionados al snorkel son unas horas ideales para contemplar la reserva natural que tiene Tabarca y no ver, en vez de peces, las aletas (y no precisamente de tiburón!) de la cantidad de visitantes que se lanzan al mar con sus gafas y el tubo.

Cualquier cala de la isla es apropiada, tanto para bañarse en aguas cristalinas y tomar el sol, como para el snorkel porque es toda muy rocosa. De arena o piedrecitas en las que poder plantar sombrilla hay dos o tres playas y calas. El resto es roca, plana, en la que poder tumbarse con la toalla.


Lo recomendable es calzarse los pies de gato y ¡empezar a explorar! Todas las calas son de relativo fácil acceso. Se llega a pie (no hay tráfico rodado en la isla y mide 1,8 kmde una punta a la otra, por lo que no es necesario) Y como mucho hay que descender una pequeñita ladera, en la que siempre encontraremos algún sendero surcado ya por los miles de visitantes que pasan por allí año tras año.




Este es el tercer año que vamos y, para lo pequeña que es, hemos descubierto rincones desconocidos para nosotros! Como la zona que hay al final del pueblo. Empieza en la “Cova del Llop Marí”, que queda a la izquierda, al lado de una pequeña casa en la roca pintada de color azul y blanco. Ahí encontramos dos calas, una a cada lado. Una rocosa y la otra con arena/piedras a la que se accede por una escalera.





Si seguimos ese contorno, al final de la isla, encontramos una puerta amurallada. Hay que atravesarla para acceder a otras calas espectaculares e, incluso, llegar andando, con el agua por la rodilla, a La Cantera, uno de los puntos magníficos donde ver la puesta de sol.






El alojamiento en Tabarca es caro por la poca oferta que hay. Sólo hay un hotel, Hotel Isla Tabarca, un Hotel Boutique de 3 estrellas hace un año inaugurado. Lo que se oferta, en general, son habitaciones distribuidas por las diversas casas de huéspedes u hostales. Nosotros hemos hecho noche en Hostal Masín (donde recomiendo ir a desayunar) y Habitaciones Nines (preguntar en Restaurante Almadraba, Nines está allí). De media suele costar unos 60 euros la habitación doble. Son establecimientos pequeños, sencillos pero muy correctos. Algunos con baño en la habitación, otros compartido. Las habitaciones suelen contar con aire acondicionado, cosa que se agradece muchísimo porque hace mucho calor en la isla en verano.



A modo de crítica, hay que decir que la Isla tiene algunas zonas (no de mar sino de terreno) algo descuidadas y sucias. Otras en obras y en proceso de remodelación, como la iglesia desde la que, otros años, veíamos el atardecer con una bolsa de patatas fritas y un par de cervecitas fresquitas.


Y como novedad, apuntar que este año también se han instalado nuevos locales. Como el Hotel Boutique del que os hablaba, que por cierto estaba lleno este fin de semana, y que tiene muy buena pinta; y un chiringuito estilo chill out llamado Isla Bonita que acaba de abrir con precios asequibles (por ejemplo, gin tonic de Seagrams o mojito a 6 euros). Son negocios que pretenden darle un toque de modernidad y glamour a la isla.

Para despedir este post os dejo este vídeo. Para los que estáis lejos del mar, con morriña, para los que os apasiona como a mí y estáis ya cerca de esas ansiadas vacaciones.



Y de vuelta, de camino a casa, ¡no os podéis dejar de perder por algunas de las calas de la Costa Blanca! ¡En el próximo post os haré una rutilla por algunas de mis favoritas!


martes, 5 de agosto de 2014

Playa, marcha y tzatziki en las Islas Griegas (II)

SANTORINI

El lugar en el que he visto las mejores puestas de sol hasta ahora. Seguro que les saldrá competencia porque ¡me quedan tantos sitios por recorrer! Pero de momento esta imagen es la que siempre viene a mi cabeza cuando pienso en el atardecer.

Desde la terraza de nuestro alojamiento: Iriana Apartments, en Fira. Un pequeño hotel de 5 habitaciones enclavado en la falda de la caldera, con vistas al Mar Egeo y al volcán. En la planta baja había dos habitaciones grandes, tipo suite, con jacuzzi de cara al mar. La nuestra estaba en el piso superior.  La habitación doble/triple por 165 euros la noche, modesta. 

Pero lo compensaba con el super desayuno que te servían cada día a domicilio y que podíamos tomar en la terraza a solas. Sandwich mixto, zumo, huevos, tostadas, café… No se me ocurre mejor forma para empezar el día!

Otro de los puntos de vista para quedarse extasiado con la puesta de sol es desde el velero que forma parte de la excursión al Volcán Nea Kameni. ¡Una actividad imprescindible! En las Cícladas no son frecuentes los puntos de información, así que debes dirigirte a las agencias de viaje. Allí te recomiendan y puedes contratar excursiones como esta.  Nosotras lo hicimos en Dakoutros Travel, que está bajando las escaleras de la iglesia que hay en la calle principal.
La excursión cuesta 38 euros por persona y dura una hora aproximadamente.


Sale desde el puerto, al que llegas o bien caminando caldera abajo o a lomos de los famosos burros.





Es recomendable llevar un calzado tipo deportivo porque el terreno del volcán es agreste y negruzco. Y protector solar, tanto en crema como en forma de sombrero.

Tras este recorrido a pie te llevan a la zona de aguas volcánicas, donde, si te atreves, puedes zambullirte y nadar. Así que mejor llevar un traje de baño al que no se le tenga mucho aprecio. Son aguas marronosas y más cálidas.

Hay varios tipos de salida. “Sunset” es la que nosotras hicimos e incluye al final la puesta de sol desde el mar, disfrutando de un aperitivo a bordo.


Las PLAYAS de Santorini no son, desde mi punto de vista, su atractivo principal, pero merece la pena visitarlas por sus peculiaridades.

Red Beach: pequeña playa bajo un acantilado rocoso de arena roja que se desprende de la montaña. Hay que caminar unos 10 minutos montaña a través pero no es un sendero difícil. Las playas en general no son de arena fina,  son de piedrecitas y duelen los pies al caminar, así que mejor llevar calzado tipo pies de gato o cangrejeras. No hay chiringuito ni servicios. Mejor comprar provisiones antes.


Desde allí se coge un caique (taxi entre playas, que cuesta 5 euros) y te lleva a la White Beach. Es de las mismas características que la Red Beach pero de rocas blancas. Hay muy poquito espacio en la arena para las toallas, que conviven con las hamacas y sombrillas por las que puedes pagar 5 euros el kit completo.

A estas playas mejor ir ligero de equipaje. En primer lugar, por la caminata para llegar. Y en segundo lugar, porque para ir hasta el caique, que está cerca de la orilla pero no varado, te mojas hasta la cintura.


Kamari Beach: Playa larga de arena negra con un paseo agradable lleno de restaurantes y tiendas. A falta de sombrilla, que no formaba parte de nuestro equipaje, bien vale un árbol que te cobije. Y si te entra apetito, al ser una playa comercial, puedes hacer una parada en Bellonia Villas para tomar algo y a comer.

Es un hotel situado en el paseo, que tiene un bar con sofas en los que pasar un rato muy agradable. Unos refrescantes coctails, una ensalada fresquita griega o similar, unos frappés, nos salió por 21 euros por persona. Y a esta foto, tomada allí, la titulamos "on vacation" ("de vacaciones")! O no es la viva imagen del "dolce fare niente"?!

Perivolos Beach: playa larga también con chiringuitos. Hemos llegado en bus, que cuesta unos 2,20 euros y el trayecto desde Fira es media hora. Hemos comido en Pleasura, un chiringuito con sofás muy cómodos, pero caro. Nos ha costado 44 un plato cada una, frappés y sandía.

SALIR DE MARCHA: Santorini está lleno de sitios donde divertirse, alrededor de la calle principal.

Casablanca: un pequeño club en una terraza. La música no es comercial, más tipo electrónica. 7 euros la entrada con consumición. Es un local menos turístico que el resto del que os hablaré. Frecuentado por los autóctonos, o mejor dicho, por los que hacen allí la temporada.

Tropical o Murphy son barecitos pequeños con música comercial para bailar. Copas 6 euros.

Koo Club: discoteca al aire libre. Para mí, un lugar ideal para salir porque no te encierras en un local. Buen ambiente.  Solo se paga la entrada, que son 10 euros con copa.

Enigma: otra disco al lado de Koo Club con música parecida pero no al aire libre.


Volveré. Porque no comparto aquello de que uno no debe volver a los lugares donde ha sido feliz. Conocí Santorini con "Las Finikas", dos de mis mejores amigas. Y quiero regresar para descubrir la isla con otros ojos, con quien ahora viaja también en mi baúl. 


lunes, 4 de agosto de 2014

Playa, marcha y tzatziki en las Islas Griegas (I)

Este post es una petición de My Acoustic Journal para ayudarla a preparar su próxima escapada. Recuperar las notas de mi cuaderno de hace 4 años hace que esta entrada sea también un homenaje a “Las Finikas”, mis dos amigas con las que compartí uno de los viajes más inolvidables y con las que he visto las mejores puestas de sol hasta ahora.

MYKONOS


La Ibiza del Egeo también tiene PLAYAS poco concurridas.  

Ftelia Beach: en forma de concha, rodeada de montañas y salpicada de casitas blancas. Es muy tranquila. Hay muy poca gente. La arena es gruesa, no se pega. El agua cristalina de color azul. Es una playa más larga que ancha. No hay que caminar mucho para llegar a la arena.  

El restaurante que hay justo en la colina es muy recomendable: Ftelia Restaurant. Es el único que hay. Las vistas son bonitas y relajantes. La comida está muy buena: pasta, pizza, pescado… Y hacen un zumo de frutas mix que sienta de maravilla y no te lo acabas. Comimos por 23 euros cada una.


Kapari Beach: Calita pequeña y muy poco llena de gente. No hay nada. Ningún tipo de servicio. No está tan rodeada de montañas. Se accede por un camino corto de roca. Pero no hay dificultad. La arena es fina y dura.

Muy cerquita está Agios Ioannis Beach: La más bonita de esta parte de la costa. Ideal para relajarse.

Agia Anna: pequeñita, hay muy poquita gente. Tiene un par de locales con unas poquitas sombrillas de paja. Hemos pasado unas horas en uno de ellos, en Santa Anna. 

El trato de los camareros, amabilísimo. Tomamos un spritz, una ensalada, tzatziki, guacamole y nos agasajaron con sandía de postre ¡gratis! ¡Cómo se agradece! Cada una pagamos 28 euros. Está muy bien de precio teniendo en cuenta que en otros sitios ya te cobran 12 por hamaca y sombrilla.


Agios Sostis: Se parece a la de Ftelia porque es bastante solitaria. Tampoco hay servicios. Está rodeada de montaña. A las 7 pm ya da la sombra. Se accede por un caminito un poco rocoso pero no tiene dificultad. Muy cerca de Panormos Beach.

Y también las hay masificadas y con ambiente:

Paraga Beach, que está justo al lado de Agia Anna. No se puede dar un  paso!

Panormos Beach: hay un chiringuito grande con restaurante, zona chill out, tumbonas y sombrillas en la arena. Se llama Panormos Tavern. Para estar bajo una sombrilla, consumición mínima. Por ejemplo, un café frappé, 4 euros. Hay también una zona con piscina, una red de volley playa y un parque infantil. Es mucho más tranquila que  Super Paradise, el festival en la playa.  


Hay que ir. Aunque sea por verlo.  Y ya si te animas a pasarte la tarde bailando al aire libre y acabas con un baño refrescante al atardecer, ¡te sentirás como nuev@!


A partir de las 17h ya hay marcha. Música comercial, gogo’s, copas… Al lado está Paradise, otra playa (más pequeña, no es super, como su nombre indica) y con demasiadas hamacas por metro cuadrado. 

Cuando empieza a caer el sol hay que ir a pasear por Little Venice y tomarse un cóctel viendo el atardecer. En Scorpa hacen unos riquísimos por unos 10 euros.


Bajo los famosos molinos de Mykonos se encuentra el Sea Satin Market: es un restaurante de pescado fresco, lo ves expuesto como en el mercado, nada más entrar, y eliges el que quieres cenar. Es muy mono. Muy romantico. Grande, a pie de mar. Con mesas con velitas. Está bien la comida. Pero escasa y cara. Nosotras tomamos un besugo para las 3 que era muy pequeñito, 3 gambas y 3 copas de vino blanco, todo 40 euros por persona! Sin postre ni más!

La noche siguió derrochona en Nonna’s. Un helado buenísimo pero a 5.30 euros. Y continuó más marchosa todavía...

Scandinavian: Bar y discoteca. Pequeñito pero muy chulo. Música comercial. Copas a 8 euros. Entrada = copa. Es uno de los sitios míticos de Mykonos.

Gyuzel: bar discoteca que empieza a llenarse a partir de las 3. La entrada es gratis.

Rock & Roll Bar: al lado de Pierro’s (un bar gay muy afamado en Mykonos). Está bien, pero la música muy alta. 10 euros la copa. No se paga entrada.  

Cavo Paradiso: los que habéis estado en Menorca y conocéis Les coves d’en Xoroi os podéis hacer una idea porque es un sitio parecido. Esa noche pinchaba el dj Beni Bengassi, y por entrar cobraban 35 euros. Así que nos abstuvimos.