martes, 7 de octubre de 2014

Lola & Lo

Con este lugar pasa  como con los buenos amigos, que no llegas hasta ellos si no te los presentan. Y luego se convierten en incondicionales. En aquellos a los que acudes cuando tienes una buena noticia que compartir. O un mal día y necesitas desahogarte, que te escuchen y que te den eso que sabes que no vas a encontrar en otro sitio. O cuando llevas tiempo fuera, sin verles,  y quieres saber qué hay de nuevo. O comprobar que, afortunadamente, nada en esencia ha cambiado.

 Este lugar tomó el legado del cuartel general, que era mi casa. Un piso con azotea en el centro del barrio de Gracia de Barcelona. Donde se celebraban las alegrías, se intervenían las dudas en la barra de la cocina cual mesa de operaciones y se acababa siempre riendo y con una moraleja en la pizarra.

Este lugar tomó el relevo hace 3 años. Y ha mejorado la marca. Primero, porque no hay que ganar a pulso ninguna apuesta para que haya Voll Damm fría en la nevera. Segundo, porque no hace falta quedar para encontrar allí a alguien de la familia. Y tercero, porque no sé si es que al cumplir ella su sueño ha hecho que se cumplan los del resto.

El Lola & Lo abrió la persiana cuando yo cerré la puerta de mi casa y puse rumbo a un viaje que cambiaría mi vida. Allí celebramos mi despedida, mis 30 años, el vermut de Nochebuena que acabó en merienda. Allí, ese día, me acompañó la persona por la que, sin saberlo, me marché de Barcelona. Allí brindamos por una nueva etapa profesional más lejos todavía. Y diseccionamos las dudas en la barra, como hacíamos en La Chocita, cuando decidí volver donde hoy está mi hogar. Allí, con unos Pat, unas copas de  Gesamí y una 0,0% brindamos por la mejor noticia que he recibido jamás: que íbamos a ser padres.

Se han cumplido mis sueños en estos 3 años, y algunos de ellos ni había llegado a soñarlos. Y muchos más, que seguro ellas tampoco. El Lola & Lo abrió la persiana a la vez que una de nosotras “se tiraba de la moto”, como ella bromea, para conocer al fisioterapeuta con el que hoy comparte su vida; en esa época, la más dulce de nosotras construía su nuevo hogar (todo DiY, por supuesto); poco después, una valiente se lanzaba al Canal de la Mancha y se convertía en toda una Lady; el 25 de julio del año pasado la más pequeña del grupo casi casi nace en el 52 de la calle Valldonzella; ese verano una femme fatale desconocida  hasta entonces nos sorprendía en el grupo y aprendía a reinventarse a sí misma; y hace tan sólo unos días, la pizarra se convertía en una invitación de boda improvisada…

Con el apoyo de sus incondicionales y, sobre todo, con su esfuerzo las 24 horas del día y de la noche, Lola -a la que si entras en un día de mucha faena verás con cara de pocos amigos, pero que te servirá lo que a ti más te gusta sin necesidad de pedírselo- ha hecho posible que podamos compartir estos únicos momentos y los que están por venir.


Per molts anys Lola&Lo! 


lunes, 6 de octubre de 2014

Con equipaje frágil

En  mi baúl desde hace 9 meses también viaja ella.

Es María y la conoceremos a final de este mes. Nos cambiará la vida. Y la forma de viajar, indudablemente! Aunque sólo sea porque tendremos que cargar con más trastos! De hecho, ya nos ha cambiado la vida. Desde el día que con un buen desayuno lo celebrábamos, o ya tratábamos de coger fuerzas, en uno de nuestros rincones favoritos de Valencia: la playa.

Y de hecho, estas vacaciones ya han sido algo distintas. Con 2 kilos de peso extra en mi baúl de marsupial no podía patear calles y calles a pleno sol durante horas, por buena forma en la que me encuentre. Ni arriesgarme a visitar un país lejano en cuanto a distancia, costumbres y modus vivendi. Llamadme antigua o precavida, sí. Así que optamos por unas vacaciones de descanso, turismo sin fatiga, playa y buenos alimentos: LANZAROTE.

DESCANSO: suena a paradoja esperando una bebé, pero nos alojamos en un hotel “sólo para adultos”. Una moda que está proliferando bastante. Sabíamos que hasta que nos queramos separar de ella por primera vez un par de días, esta iba a ser nuestra última oportunidad de no tener a "ningún loco bajito", como dice Serrat, alrededor chapoteando en la piscina o correteando por el buffet del hotel. El silencio era lo que iban buscando todas las parejas que allí se alojaban.

H10 Timanfaya Palace: un 4 estrellas situado en Playa Blanca. Tipo resort con varias piscinas ambientadas con palmeras, bares, actividades todos los días de la semana, varios restaurantes… Que poco aprovechamos, la verdad. Si eres de los que te gusta viajar con la pulserita del todo incluido puesta, es perfecto. Si lo tuyo es hacer un buen desayuno en el buffet y pasar todo el día fuera, pues lo disfrutarás menos, como nos pasó a nosotros. Un régimen de media pensión es ideal para cuando por la noche, ya cansado, toca retiro. (Creo que lo de llegar, ducharse y de nuevo a la gresca hasta las 6 de la mañana... Ya no me va!)

La cena era de una temática diferente cada día: oriental, mejicana, italiana, canaria, como no! Muy rica en general. Y después, una copa en el bar-piano-biblioteca (en mi caso 0,0%) o una caminata por el paseo… 

Playa Blanca es una zona muy turística, de tiendas de souvenirs y pubs para alemanes e irlandeses. 
Así que mejor pasar el día descubriendo los encantos de la isla con el TURISMO SIN FATIGA. 

Lo he llamado así porque Lanzarote tiene las atracciones justas que ver para poder tomártelo con calma en 5 días. El volcán Timanfaya, los Jameos del Agua, la Cueva de los Verdes, el Mirador y la Casa de César Manrique. Hay entradas combinadas que salen a cuenta por 26 euros y te permiten visitar 4 de los lugares. Al volcán accedes y lo recorres en bus. Y el resto de visitas, alguna guiada como la de la Cueva, no son demasiado largas.













En coche merece la pena recorrer esas “carreteras lunares”. De punta a punta de la isla se tarda una hora aproximadamente. Admirar la Geria con sus viñedos. Acercarse al mercadillo de Teguise el domingo.  Pasar una mañana en Arrecife. Si es la del sábado, en la zona comercial hay un mercadillo en el que conseguir perfumes a buen precio si sabes regatear.



PLAYAS: la mayoría son volcánicas, de arena negra y piedra. 


Sobre todo hacia en norte. Poco resguardadas del fuerte viento que sopla siempre y con un mar bravo. Como la Playa de Famara, paraje de surfistas y de pocos bañistas. Al suroeste, la Playa del Janubio.



Las hay también de arena fina y dorada. Las 5 que acoge la indicación Playas del Papagayo. Están al sur, al lado de Playa Blanca. Sin servicios. Rodeadas de peñones donde cobijarse del viento.

También en Puerto del Carmen a la altura de la oficina de turismo próxima a la calle César Manrique hay algunas calitas. En este caso servicios a gogó. Puerto del Carmen es una zona muy turística. En Punta Mujeres hay piscinas naturales, con su escalera para bajar al agua.


Pero para playas, Isla Graciosa. Un ferry desde Orzola, por 20 euros ida y vuelta, sale cada hora. Para los que hayáis estado en Formentera, es algo similar a Ses Illetes. Sólo un pequeño conjunto de casas y algunos bares al llegar a puerto. Luego tienes que caminar y caminar y no hay nada más que playas chulas. Si te diriges hacia el sur, bordeando la costa, cuando la marea está a medias, se forman unas piscinas naturales (sí, soy fan de estos fenómenos) entre rocas. Si continúas andando llegas a la Playa Francesca o a la del Risco, a unos 50 minutos de puerto.


En la isla se pueden alquilar bicis y recorrerla por los caminos de tierra habilitados. Lo idóneo si quieres pasar el día allí es llevar una mochila con provisiones. Y a poder ser, un buen gorro, pamela, sombrilla… Lo que estéis dispuestos a cargar!


BUENOS ALIMENTOS:  el mojo rojo y el verde, los pescados autóctonos como el Cherne o la Vieja, el vino blanco de la tierra, las lapas, las papas arrugás…


¿Dónde? En Arrieta, El Amanecer. Lástima porque estaba cerrado cuando fuimos. Pero si lo recomiendan mis amigos Jose y Sergio (éste último autóctono) sin duda se come buen pescado fresco  y a buen precio. Otra recomendación que nos dieron en esta zona es El marinero.

Pero a nosotros nos hizo las delicias un mini bar esquinero, aparentemente “cutre”, con una terracita cara al mar. El Pisquito. Un plato combinado con pescado típico de la isla, papas arrugás con mojo rojo y verde, bebida y postre por 30 euros los dos.

En Puerto del Carmen comimos en el Restaurante La Ola. Un local día y noche, chill out, con sishas, cara al mar, con tumbonas para tomarte una copa al sol, con brunch los domingos… Dos platos estilo oriental, muy ricos, bebida y café: 40 euros los dos. Barato no es. Pagas el sitio.

En El Golfo, La Lapa. Es el segundo restaurante que hay entrando al pueblo, a mano derecha. Muy recomendable. Una parrillada de 5 pesacados diferentes, bebida, postre y café por 45 euros ambos. El trato, muy amable. También nos han hablado muy bien de Costa Azul para tomar un buen arroz con bogavante. Pero es algo más caro.


En Arrecife fuimos a Naia, de Mikel Otaegui. Está en El Charco de San Ginés. Es un restaurante muy agradable, pequeñito, con vistas al Charco, con terraza. El arroz cremoso con setas y espárragos trigueros está para chuparse los dedos! Con un entrante y dos platos o varias cositas para compartir ya haces. Unos 40 y pico euros por pareja. También se puede ir a Casa Gynory (tasca), La Raspa y La Bulla. Habrá que volver para probarlos!



Consejos: contratar un transfer cuando hagáis la reserva del hotel o 2 días antes de llegar a la isla. O bien apañároslas cuando lleguéis al aeropuerto para compartir taxi, que es lo que hicimos nosotros. No es lo mismo pagar 50 que 20, no?

El aeropuerto es pequeño pero hay mucho movimiento. Con lo cual conviene ir con tiempo. Y para alquilar un coche, la mejor opción para recorrer la isla porque no se estilan las motos (quizá por el viento), las compañías locales son las más económicas (Cabrera Medina, PayLess).

Protección solar en crema y gorro a todas horas. Aunque esté nublo, el sol quema! (Suena a consejo maternal, ¿verdad? Será lo blanca que soy o que llevar a María aquí dentro ya causa estragos!)
Y chicas,  imprescindible en el neceser gomas de pelo y horquillas. El viento de 40 km/h constante hace que te olvides de ir bien peinada! Consejo frivolón, sí!


Completito el post, no? Jaja! No dudéis en comentar y ampliar la información para futuros viajeros! ;-)

martes, 12 de agosto de 2014

Tabarca, pequeño paraíso alicantino




Desde que lo descubrimos hace 3 años, hemos ido cada verano. Tan sólo unas horas. A pasar una noche. ¿Por qué? Porque merece la pena llegar por la tarde, cuando te cruzas con todos los tuirstas que abandonan la isla. A eso de las 19h. Y te quedas con los pocos que saben lo que es bueno: una puesta de sol magnífica, un paseo por las calles de casitas blancas cuando la luz de las farolas anaranjada empieza a encenderse e ilumina a los abuelitos que han sacado sus mesas y sus sillas a la calle. Y se disponen a pasar una velada tranquila, cenando y observando a los pocos turistas que quedamos y que gustosos nos sentaríamos a la fresca a compartir cena y charla con ellos. Y que embobados merodeamos por sus cuatro calles diciendo: ¡esto es vida!



Para llegar a Tabarca hay que recalar en Santa Pola, Alicante. Es el punto más cercano. Desde allí salen lanchas rápidas cada media hora, que tardan 15 minutos. O ferrys que tardan el doble, ambos por 15 euros ida y vuelta. (También salen barcos desde Alicante ciudad)

La Isla se divide en pueblo y “montaña” (la zona más rocosa). Y en medio está el puerto, la playa grande, con sombrillas y hamacas por 14 euros el kit, y la ristra de restaurantes chiringuito con las cartas en todos los idiomas, con camareros en la puerta que llaman tu atención y carteles de menú por 15 euros. A pesar de que a mí ese reclamo me suele hacer salir corriendo, tengo que decir que se come muy bien! 

Este año probamos el Restaurante Mar Azul: ensalada, almejas a la marinera, pescadito frito, arroz a banda, postre y bebida.¡Quedamos muy sartisfechos!       
      
A las 11 de la mañana la marabunta empieza a descender de las lanchas o ferrys que cada media hora llegan a puerto. En verano la isla puede llegar a albergar a 3.000 turistas a diario, que vienen a pasar unas horas, muchos provistos con sus neveritas, sus sombrillas y todo el arsenal para no perecer de insolación y no gastar apenas un euro.

Así que lo ideal, si me habéis hecho caso y habéis llegado la tarde anterior cuando todo el mundo ya ha cogido el barco de vuelta, es levantarse pronto para disfrutar de las calas vacías y de un bañito solitario a primera hora. Y si sois aficionados al snorkel son unas horas ideales para contemplar la reserva natural que tiene Tabarca y no ver, en vez de peces, las aletas (y no precisamente de tiburón!) de la cantidad de visitantes que se lanzan al mar con sus gafas y el tubo.

Cualquier cala de la isla es apropiada, tanto para bañarse en aguas cristalinas y tomar el sol, como para el snorkel porque es toda muy rocosa. De arena o piedrecitas en las que poder plantar sombrilla hay dos o tres playas y calas. El resto es roca, plana, en la que poder tumbarse con la toalla.


Lo recomendable es calzarse los pies de gato y ¡empezar a explorar! Todas las calas son de relativo fácil acceso. Se llega a pie (no hay tráfico rodado en la isla y mide 1,8 kmde una punta a la otra, por lo que no es necesario) Y como mucho hay que descender una pequeñita ladera, en la que siempre encontraremos algún sendero surcado ya por los miles de visitantes que pasan por allí año tras año.




Este es el tercer año que vamos y, para lo pequeña que es, hemos descubierto rincones desconocidos para nosotros! Como la zona que hay al final del pueblo. Empieza en la “Cova del Llop Marí”, que queda a la izquierda, al lado de una pequeña casa en la roca pintada de color azul y blanco. Ahí encontramos dos calas, una a cada lado. Una rocosa y la otra con arena/piedras a la que se accede por una escalera.





Si seguimos ese contorno, al final de la isla, encontramos una puerta amurallada. Hay que atravesarla para acceder a otras calas espectaculares e, incluso, llegar andando, con el agua por la rodilla, a La Cantera, uno de los puntos magníficos donde ver la puesta de sol.






El alojamiento en Tabarca es caro por la poca oferta que hay. Sólo hay un hotel, Hotel Isla Tabarca, un Hotel Boutique de 3 estrellas hace un año inaugurado. Lo que se oferta, en general, son habitaciones distribuidas por las diversas casas de huéspedes u hostales. Nosotros hemos hecho noche en Hostal Masín (donde recomiendo ir a desayunar) y Habitaciones Nines (preguntar en Restaurante Almadraba, Nines está allí). De media suele costar unos 60 euros la habitación doble. Son establecimientos pequeños, sencillos pero muy correctos. Algunos con baño en la habitación, otros compartido. Las habitaciones suelen contar con aire acondicionado, cosa que se agradece muchísimo porque hace mucho calor en la isla en verano.



A modo de crítica, hay que decir que la Isla tiene algunas zonas (no de mar sino de terreno) algo descuidadas y sucias. Otras en obras y en proceso de remodelación, como la iglesia desde la que, otros años, veíamos el atardecer con una bolsa de patatas fritas y un par de cervecitas fresquitas.


Y como novedad, apuntar que este año también se han instalado nuevos locales. Como el Hotel Boutique del que os hablaba, que por cierto estaba lleno este fin de semana, y que tiene muy buena pinta; y un chiringuito estilo chill out llamado Isla Bonita que acaba de abrir con precios asequibles (por ejemplo, gin tonic de Seagrams o mojito a 6 euros). Son negocios que pretenden darle un toque de modernidad y glamour a la isla.

Para despedir este post os dejo este vídeo. Para los que estáis lejos del mar, con morriña, para los que os apasiona como a mí y estáis ya cerca de esas ansiadas vacaciones.



Y de vuelta, de camino a casa, ¡no os podéis dejar de perder por algunas de las calas de la Costa Blanca! ¡En el próximo post os haré una rutilla por algunas de mis favoritas!


martes, 5 de agosto de 2014

Playa, marcha y tzatziki en las Islas Griegas (II)

SANTORINI

El lugar en el que he visto las mejores puestas de sol hasta ahora. Seguro que les saldrá competencia porque ¡me quedan tantos sitios por recorrer! Pero de momento esta imagen es la que siempre viene a mi cabeza cuando pienso en el atardecer.

Desde la terraza de nuestro alojamiento: Iriana Apartments, en Fira. Un pequeño hotel de 5 habitaciones enclavado en la falda de la caldera, con vistas al Mar Egeo y al volcán. En la planta baja había dos habitaciones grandes, tipo suite, con jacuzzi de cara al mar. La nuestra estaba en el piso superior.  La habitación doble/triple por 165 euros la noche, modesta. 

Pero lo compensaba con el super desayuno que te servían cada día a domicilio y que podíamos tomar en la terraza a solas. Sandwich mixto, zumo, huevos, tostadas, café… No se me ocurre mejor forma para empezar el día!

Otro de los puntos de vista para quedarse extasiado con la puesta de sol es desde el velero que forma parte de la excursión al Volcán Nea Kameni. ¡Una actividad imprescindible! En las Cícladas no son frecuentes los puntos de información, así que debes dirigirte a las agencias de viaje. Allí te recomiendan y puedes contratar excursiones como esta.  Nosotras lo hicimos en Dakoutros Travel, que está bajando las escaleras de la iglesia que hay en la calle principal.
La excursión cuesta 38 euros por persona y dura una hora aproximadamente.


Sale desde el puerto, al que llegas o bien caminando caldera abajo o a lomos de los famosos burros.





Es recomendable llevar un calzado tipo deportivo porque el terreno del volcán es agreste y negruzco. Y protector solar, tanto en crema como en forma de sombrero.

Tras este recorrido a pie te llevan a la zona de aguas volcánicas, donde, si te atreves, puedes zambullirte y nadar. Así que mejor llevar un traje de baño al que no se le tenga mucho aprecio. Son aguas marronosas y más cálidas.

Hay varios tipos de salida. “Sunset” es la que nosotras hicimos e incluye al final la puesta de sol desde el mar, disfrutando de un aperitivo a bordo.


Las PLAYAS de Santorini no son, desde mi punto de vista, su atractivo principal, pero merece la pena visitarlas por sus peculiaridades.

Red Beach: pequeña playa bajo un acantilado rocoso de arena roja que se desprende de la montaña. Hay que caminar unos 10 minutos montaña a través pero no es un sendero difícil. Las playas en general no son de arena fina,  son de piedrecitas y duelen los pies al caminar, así que mejor llevar calzado tipo pies de gato o cangrejeras. No hay chiringuito ni servicios. Mejor comprar provisiones antes.


Desde allí se coge un caique (taxi entre playas, que cuesta 5 euros) y te lleva a la White Beach. Es de las mismas características que la Red Beach pero de rocas blancas. Hay muy poquito espacio en la arena para las toallas, que conviven con las hamacas y sombrillas por las que puedes pagar 5 euros el kit completo.

A estas playas mejor ir ligero de equipaje. En primer lugar, por la caminata para llegar. Y en segundo lugar, porque para ir hasta el caique, que está cerca de la orilla pero no varado, te mojas hasta la cintura.


Kamari Beach: Playa larga de arena negra con un paseo agradable lleno de restaurantes y tiendas. A falta de sombrilla, que no formaba parte de nuestro equipaje, bien vale un árbol que te cobije. Y si te entra apetito, al ser una playa comercial, puedes hacer una parada en Bellonia Villas para tomar algo y a comer.

Es un hotel situado en el paseo, que tiene un bar con sofas en los que pasar un rato muy agradable. Unos refrescantes coctails, una ensalada fresquita griega o similar, unos frappés, nos salió por 21 euros por persona. Y a esta foto, tomada allí, la titulamos "on vacation" ("de vacaciones")! O no es la viva imagen del "dolce fare niente"?!

Perivolos Beach: playa larga también con chiringuitos. Hemos llegado en bus, que cuesta unos 2,20 euros y el trayecto desde Fira es media hora. Hemos comido en Pleasura, un chiringuito con sofás muy cómodos, pero caro. Nos ha costado 44 un plato cada una, frappés y sandía.

SALIR DE MARCHA: Santorini está lleno de sitios donde divertirse, alrededor de la calle principal.

Casablanca: un pequeño club en una terraza. La música no es comercial, más tipo electrónica. 7 euros la entrada con consumición. Es un local menos turístico que el resto del que os hablaré. Frecuentado por los autóctonos, o mejor dicho, por los que hacen allí la temporada.

Tropical o Murphy son barecitos pequeños con música comercial para bailar. Copas 6 euros.

Koo Club: discoteca al aire libre. Para mí, un lugar ideal para salir porque no te encierras en un local. Buen ambiente.  Solo se paga la entrada, que son 10 euros con copa.

Enigma: otra disco al lado de Koo Club con música parecida pero no al aire libre.


Volveré. Porque no comparto aquello de que uno no debe volver a los lugares donde ha sido feliz. Conocí Santorini con "Las Finikas", dos de mis mejores amigas. Y quiero regresar para descubrir la isla con otros ojos, con quien ahora viaja también en mi baúl. 


lunes, 4 de agosto de 2014

Playa, marcha y tzatziki en las Islas Griegas (I)

Este post es una petición de My Acoustic Journal para ayudarla a preparar su próxima escapada. Recuperar las notas de mi cuaderno de hace 4 años hace que esta entrada sea también un homenaje a “Las Finikas”, mis dos amigas con las que compartí uno de los viajes más inolvidables y con las que he visto las mejores puestas de sol hasta ahora.

MYKONOS


La Ibiza del Egeo también tiene PLAYAS poco concurridas.  

Ftelia Beach: en forma de concha, rodeada de montañas y salpicada de casitas blancas. Es muy tranquila. Hay muy poca gente. La arena es gruesa, no se pega. El agua cristalina de color azul. Es una playa más larga que ancha. No hay que caminar mucho para llegar a la arena.  

El restaurante que hay justo en la colina es muy recomendable: Ftelia Restaurant. Es el único que hay. Las vistas son bonitas y relajantes. La comida está muy buena: pasta, pizza, pescado… Y hacen un zumo de frutas mix que sienta de maravilla y no te lo acabas. Comimos por 23 euros cada una.


Kapari Beach: Calita pequeña y muy poco llena de gente. No hay nada. Ningún tipo de servicio. No está tan rodeada de montañas. Se accede por un camino corto de roca. Pero no hay dificultad. La arena es fina y dura.

Muy cerquita está Agios Ioannis Beach: La más bonita de esta parte de la costa. Ideal para relajarse.

Agia Anna: pequeñita, hay muy poquita gente. Tiene un par de locales con unas poquitas sombrillas de paja. Hemos pasado unas horas en uno de ellos, en Santa Anna. 

El trato de los camareros, amabilísimo. Tomamos un spritz, una ensalada, tzatziki, guacamole y nos agasajaron con sandía de postre ¡gratis! ¡Cómo se agradece! Cada una pagamos 28 euros. Está muy bien de precio teniendo en cuenta que en otros sitios ya te cobran 12 por hamaca y sombrilla.


Agios Sostis: Se parece a la de Ftelia porque es bastante solitaria. Tampoco hay servicios. Está rodeada de montaña. A las 7 pm ya da la sombra. Se accede por un caminito un poco rocoso pero no tiene dificultad. Muy cerca de Panormos Beach.

Y también las hay masificadas y con ambiente:

Paraga Beach, que está justo al lado de Agia Anna. No se puede dar un  paso!

Panormos Beach: hay un chiringuito grande con restaurante, zona chill out, tumbonas y sombrillas en la arena. Se llama Panormos Tavern. Para estar bajo una sombrilla, consumición mínima. Por ejemplo, un café frappé, 4 euros. Hay también una zona con piscina, una red de volley playa y un parque infantil. Es mucho más tranquila que  Super Paradise, el festival en la playa.  


Hay que ir. Aunque sea por verlo.  Y ya si te animas a pasarte la tarde bailando al aire libre y acabas con un baño refrescante al atardecer, ¡te sentirás como nuev@!


A partir de las 17h ya hay marcha. Música comercial, gogo’s, copas… Al lado está Paradise, otra playa (más pequeña, no es super, como su nombre indica) y con demasiadas hamacas por metro cuadrado. 

Cuando empieza a caer el sol hay que ir a pasear por Little Venice y tomarse un cóctel viendo el atardecer. En Scorpa hacen unos riquísimos por unos 10 euros.


Bajo los famosos molinos de Mykonos se encuentra el Sea Satin Market: es un restaurante de pescado fresco, lo ves expuesto como en el mercado, nada más entrar, y eliges el que quieres cenar. Es muy mono. Muy romantico. Grande, a pie de mar. Con mesas con velitas. Está bien la comida. Pero escasa y cara. Nosotras tomamos un besugo para las 3 que era muy pequeñito, 3 gambas y 3 copas de vino blanco, todo 40 euros por persona! Sin postre ni más!

La noche siguió derrochona en Nonna’s. Un helado buenísimo pero a 5.30 euros. Y continuó más marchosa todavía...

Scandinavian: Bar y discoteca. Pequeñito pero muy chulo. Música comercial. Copas a 8 euros. Entrada = copa. Es uno de los sitios míticos de Mykonos.

Gyuzel: bar discoteca que empieza a llenarse a partir de las 3. La entrada es gratis.

Rock & Roll Bar: al lado de Pierro’s (un bar gay muy afamado en Mykonos). Está bien, pero la música muy alta. 10 euros la copa. No se paga entrada.  

Cavo Paradiso: los que habéis estado en Menorca y conocéis Les coves d’en Xoroi os podéis hacer una idea porque es un sitio parecido. Esa noche pinchaba el dj Beni Bengassi, y por entrar cobraban 35 euros. Así que nos abstuvimos. 

sábado, 26 de julio de 2014

Librerías de viajes en Barcelona, Madrid y Valencia

Ni sin mi cuaderno ni sin mi guía. Antes de emprender un viaje, parada obligada en alguna de las librerías especializadas. A estos sitios yo no puedo ir con prisa...Y no porque, aunque tenga claro el destino, las mire y remire hasta encontrar la que más me conviene. Sino porque me entretengo deambulando por los pasillos, por las estanterías, pensando en cuál será mi próximo viaje ¡sin haber empezado el que tengo entre manos!



En Barcelona solía ir a "Llibrería Guía", en el barrio de Gracia, donde vivía. Cada mes suelen organizar charlas en las que informarse o bien dejarnos llevar por la imaginación porque sabemos que ese destino nos queda todavía un poco lejos!

Cuando me mudé a Madrid, buscando una para hacer una etapa específica del camino de Santiago (no para mí, que es un reto que aún tengo pendiente) descubrí la "Librería Desnivel", muy cerquita de la parada de metro de Antón Martín. ¡Un espacio de película!

Y en Valencia me gusta acercarme a la "Librería Patagonia", en el centro. Donde siempre encuentro...



... las revistas Traveler monográficas del destino que elijas. Contienen las mismas, o incluso más, indicaciones que algunas guías específicas, y su formato de reportajes resulta muy fácil y atractivo para leer. Para mí, ¡imprescindibles!


Y vosotr@s, ¿dónde compráis vuestras guías de viaje? ¿Cuáles son vuestras favoritas? 

miércoles, 23 de julio de 2014

Con niños en Valencia

¿Qué hago con dos niños de 7 y 9 años en la ciudad 5 días? Y sin gastar demasiado dinero… Esas fueron las preguntas que me acecharon cuando quedé con mi hermana que mis dos sobrinos se venían de mini vacaciones a Valencia. Pues, según les han contado a sus papis,  se lo han pasado en grande. Parece que los planes que he escogido para hacer con ellos les han entretenido. ¿Queréis triunfar con vuestros peques como la tía Ali?

Paseo en barca por la Albufera:  es una de las actividades más agradables que se pueden hacer para adentrarse en este gran lago de agua dulce. En la carretera que va de Valencia a El Perelló hay un embarcadero en el que, además de ver preciosas puestas de sol. Si seguimos adelante, nos adentramos en el pueblo de El Palmar y allí, nada más entrar, al lado del parking de autocares (denota que es un lugar muy turístico) está el “Tío Pastilla”, una de las múltiples casetas o restaurantes que ofrece paseos en barca. Hay que esperar a que llegue o se forme algún grupo para que la barca vaya llena y salga más rentable, a no ser que quieras la embarcación para ti solo y pagues en ese caso 20 euros.


Además de aprender sobre el parque natural y estar en contacto con la naturaleza, como algo excepcional y deferencia con los niños, ¡el barquero se la jugó y puso el destino de los 10 pasajeros en manos de mis dos sobrinos! Como dos capitanes al timón lo que empezó como un trayecto didáctico acabó en una gran aventura para ellos.

Precio: 4 euros adultos / 2 euros niños
Lugar: El Palmar, al lado del parking de autobuses
Duración: 1 hora aprox.
Consejo: llevar gorra, sombrero o algo con lo que cubrir la cabeza y protección solar

Ruta de la horchata: lo disfrutarán, sobre todo, si son aficionados a la bebida valenciana por excelencia. Sino, el agradable paseo por la huerta donde se cultiva la chufa, la visita al secadero y el taller para aprender a hacer horchata casera les entretendrá y hará aprender muchas cosas nuevas.

Las rutas las organiza Miquel de Horta Viva.  Es el guía que los viernes por la tarde te explica que aquello de “això és or, xata” es una divertida leyenda que nada tiene que ver con el origen de la horchata ni con la realidad que descubres durante hora y media.

Tras el paseo sencillo y apto para todos de 1 kilómetro aproximadamente, la actividad continúa en Sequer lo Banch, una horchatería en medio de los campos verdes de chufa, en la que corre el airecito en las tardes de calor mientras tomas una horchata fresquita con fartons, todo riquísimo!

Precio: 10 euros adultos /5 euros niños menores de 12 años. Incluye horchata y fartons
Duración: entre 1.30h y 2h aprox
Lugar: Alboraya
Necesario reservar con antelación en info@hortaviva.net
Consejo: protegerse del sol con gorra y crema

Mestalla forever tour: si son aficionados al fútbol, sean del equipo que sean, les resultará fascinante entrar a uno de los campos más antiguo de España, visitar los vestuarios donde se ha cambiado tantas veces Villa, sentarse en el banquillo o en la sala de prensa cual míster que atiende a los periodistas.


Hay visitas guiadas casi cada media hora. No es necesario reservar con antelación. Con acudir en el exterior del estadio a la zona de tribuna para adquirir las entradas es suficiente.

Precio: 7 euros niños / 12 euros adultos (Hay reducción para desempleados, jubilados, estudiantes…)
Duración: ¾ de hora




Río Turia: es uno de los lugares que más juego dan en la ciudad de Valencia. El antiguo cauce es una buena opción para pasar las horas de más sol: sus árboles frondosos os cobijarán. Algunas propuestas:

- Picnic a la sombra. Plan barato donde los haya. Y a ellos les encanta porque comen al aire libre y nada más acabar pueden corretear por ahí, jugar con la pelota o a algún juego de mesa como el que nos llevamos nosotros para pasar el rato.

- Parque Gulliver: uno de los favoritos de los niños. Toboganes, escaleras, cuerdas para trepar, túneles… Recorridos por el gigante derrotado con los que acabar sudando… Ellos y nosotros, caso que queramos seguirles el ritmo o la pista!

Precio: gratis
Dónde: al lado del Palau de la Música

- Alquiler de ciclos múltiples: unos carromatos en los que pueden ir de 3 a 6 personas, pedaleando sólo algunos de ellos. Un divertido paseo para conocer mejor el parque.
Precio:  10 euros media hora
Dónde: próximo al Palau de la Música

Y por supuesto, LA PLAYA! 

Para mí la mejor hora, la tarde. Y uno de los sitios que más me gustan para ir con niños, La Patacona, en la misma ciudad de Valencia, al lado de la Malvarrosa. 

Tiene servicios y, además, algunos entretenimientos como un castillo de red para trepar, porterías de fútbol, redes de volley playa donde podrán estar entretenidos si no quieren pasar el rato como peces en el agua. 

Y no os podéis ir sin hacer una parada en La Más Bonita, uno de los bares con más encanto de la ciudad.


Que lo paséis bien!

miércoles, 18 de junio de 2014

El baúl de la Piquer

"Viajaba siempre con un montón de baúles, los suyos y los de la casa con ropa de cama, de mesa y similares pues tenía la costumbre de alquilar una casa en el lugar donde estuviera de gira. A raíz de todo esto se acuñó la expresión El baúl de la Piquer

Los dos últimos años y medio de mi vida han transcurrido de forma similar a cómo vivía la cupletista, por eso este trayecto que hoy empieza se llama así. Barcelona - Madrid - Valencia y entre medio los lugares que, por ocio o por negocio, he conocido y me dispongo a descubrir. Siempre cuaderno en mano, para anotar todo aquello que me llama la atención. ¡Son tantos! Cada uno con su mapa, sus recortes, las tarjetas de los "imperdibles", los tickets de museos y transportes... 




Muy útiles, por si uno decide volver a aquel sitio donde ha sido feliz (aunque dicen que eso no debería hacerse nunca; discrepo) o por si alguien nos pide recomendaciones pues va a ser su primera vez. Mis amigos y mi familia saben de mi afición y a menudo reviso mis cuadernos cuando alguien empieza una aventura que de la que yo he recogido algunos apuntes...

Pero en ese caso se presentan dos problemas: uno, si lo prestas (cosa que yo no haría) que aquel entienda tu letra (en mi caso, inviable porque cuando releo los cuadernos no la entiendo ni yo) y dos, transcribirlo todo para que, al menos, no cometa los mismos errores que tú cometiste. 

Por eso empiezo hoy con este blog. Para compartir experiencias. Lo único que hay que tener claro es una cosa: que nadie viaja de la misma manera como ninguno vivimos la vida de igual forma. Lo importante es, siempre, disfrutar del trayecto.